miércoles, 22 de febrero de 2012

SPIELBERG DECEPCIONA

Cuando me enteré de que Spielberg preparaba una película sobre la I Guerra Mundial me imaginé algo parecido a Salvar al Soldado Ryan, craso error. Hay años luz de distancia, entre una y otra, no  solo por la calidad de las películas en sí o porque son guerras distintas, sino por el dispar grado de crudeza y sentimentalismo existente entre una y otra. Al Rey Midas de Hollywood le salió un filme, a mi juicio, excesivamente descompensado.

  Desde el punto de vista  formal es impecable, rebosa calidad técnica por los poros, sobre todo por su gran fotografía. El problema, es el enfoque excesivamente sensiblero que va cogiendo la trama, da la sensación de que el director nos está apuntando con una pistola con el fin de sacarnos unas lagrimitas. A lo largo de su dilatado metraje (dura dos horas y veinte)  se nos suceden una serie de personajes, excesivamente entrañables, cuyas historias cruzadas son conectadas a través de Joey, un caballo con complejo de héroe y mártir a partes iguales, y cuya inteligencia emocional rivaliza con la de cualquier ser humano.

  En definitiva Spielberg se larga una cursilada rancia y difícil de digerir, que pasa a engrosar las listas del denominado "cine familiar". Una pena que una grabación de tan bella factura se vea infectada por el más que reutilizado cliché del idilio entre el hombre y su fiel animal,  que en este caso no puede llegar a  ser más inverosímil. War Horse solo puede ser disfrutada desde la inocencia de la niñez.

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