La taquilla manda y ya que la primera tuvo éxito, Guy Ritchie repite fórmula, con algún aliño nuevo pero más de lo mismo. En este ocasión se nos quiere vender una trama mucho más complicada , pero las múltiples excentricidades y escenas de acción, en muchos casos innecesarias, apenas dejan comprender lo que se nos está contando. Total para finalmente resolverlo todo de manera simplona y previsible.
La historia, bastante maniquea, es la de siempre. El bueno de Sherlock Holmes (Robert Downey Jr), con la colaboración de su inseparable Dr. Watson (Jude Law), que está a punto de pasar por la vicaría, tratará de poner freno a la gran conspiración del Profesor Moriarty (Jared Harris) para hacer estallar una guerra mundial que ponga en jaque el destino de Europa.
Nada parece funcionar demasiado bien a excepción de la pareja protagonista y es que los momentos dramáticos no calan, lo mismo le ocurre a los momentos de humor; ambos pueden llegar a ser bastante estúpidos. Lo que en la primera parte fueron virtudes, en esta son defectos, y es que lo que en un momento es innovador, cuando lo repites puede llegar a ser vulgar.
El director británico tira de su arsenal de artificios visuales y efectos especiales para lograr secuencias de acción de ampulosa complejidad, haciendo de esta segunda parte una superficial película de acción. Sherlock Holmes: Juego de Sombras, cumple su cometido, que es entretener, no transciende, ni tampoco lo busca.
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